El espacio de la cocina y la actividad de cocinar ha sido durante mucho tiempo asignado a las mujeres, pero esto no es ‘natural’ ni mucho menos, ya que cualquier persona sea del género que sea es en principio capaz de hacer una comida para alimentarse a sí mismx y a sus semejantes, sólo tiene que querer hacerlo.
Al ingresar las mujeres al mercado laboral y tener muchas veces jornadas laborales extensas esto no cambió: la sociedad las educaba para las tareas domésticas y esperaba de ellas que siguieran haciéndose cargo de los trabajos que permitían que la sociedad se siguiera reproduciendo: alimentar, limpiar, criar niñxs, cuidar enfermos.
Las luchas feministas de los años 70 cuestionaron ese estado de cosas, fueron una rebelión contra una sociedad que las relegaba y las oprimía.
La artista Martha Rosler creó esta obra en la que hacía una suerte de parodia sobre los shows gastronómicos televisivos que sostenían el estereotipo de la mujer en la cocina.
La artista describe su obra como una demostración culinaria, 'anti Julia Child'.
“mi intención al momento de componerla fue que se viera como perimida,
como obsoleta inclusive desde ese momento, como una obra anticuada porque ya en el año 75 existían los videos a todo color existían los procesos de edición y también los movimientos de cámara pero yo favorecí este tipo de abordaje porque quería ser reductivista, utilizar un sistema de señales que fuera reduccionista para que la intención fuera expresada claramente. Cuando la obra fue presentada ante el público fue comprendida inmediatamente por las mujeres que enseguida
entendieron cuál era la intención y la problemática planteada pero por el contrario, los hombres reaccionaron -hombres que eran de la academia y del mundo del arte- con un miedo inconmensurable ... por el hecho de ver a una mujer blandiendo un cuchillo y la posibilidad de que una conducta cotidiana típica de la mujer se tornara en algo amenazante.(...) esta idea simple de cómo pueden cambiar los roles, cómo se pueden ver subvertidos y esto cómo se enlaza íntimamente con una jerarquía planteada obviamente por el patriarcado.”
(de Entrevista pública a Martha Rosler en UNTREF, Buenos Aires, agosto de 2019)
Publicidades argentinas de distintas épocas expresaban de diversas maneras este lugar asignado a las mujeres.
¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? de Katrine Marçal, es un libro sobre economía, no sobre cocina pero es un muy interesante recurso para acompañar nuestro viaje a la cocina y muy comprensible incluso para gente que no sabe nada de economía. A partir de responder la pregunta del título, analiza cómo una de las primordiales tareas de cuidado como es nutrir, alimentar fue invisibilizada por todas las teorías económicas.
Hoy muchas cosas han cambiado pero no tanto como pareciera: las tareas de cuidado entre las que se encuentra ‘hacer la comida’ en muchas familias, siguen estando a cargo mayormente de las mujeres y siguen siendo invisibilizadas desde el punto de vista económico.
Graffittis de la artista argentina Ailen Possamay realizados a partir de fotografías de mujeres que realizan estas tareas y que son homenajeadas en una campaña por la visibilización del trabajo doméstico en la ciudad de Buenos Aires.
Intervención en una garita de colectivos realizada por la Colectiva feminista de Arroyo Leyes en marzo de 2020